En el Capítulo 13, definimos una clase llamada Hora y escribimos una función llamada imprimeHora, que debería ser parecida a esto:
1: class Hora:
2: pass
3: def imprimeHora(hora):
4: print str(hora.horas) + ":" +
5: str(hora.minutos) + ":" +
6: str(hora.segundos)
1: >>> horaActual = Hora()
2: >>> horaActual.horas = 9
3: >>> horaActual.minutos = 14
4: >>> horaActual.segundos = 30
5: >>> impriemHora(horaActual)
Para convertir imprimeHora en un metodo, todo lo que necesitamos hacer es mover la definición de la función al interior de la definición de la clase. Fíjese en como cambia el sangrado.
1: class Hora:
2: def imprimeHora(hora):
3: print str(hora.horas) + ":" +
4: str(hora.minutos) + ":" +
5: str(hora.segundos)
1: >>> horaActual.imprimeHora()
Como es habitual, el objeto sobre el que se invoca el metodo aparece delante del punto y el nombre del metodo aparece tras el punto.
El objeto sobre el que se invoca el metodo se asigna al primer parámetro, así que en este caso horaActual se asigna al parámetro hora.
Por convenio, el primer parámetro de un metodo se llama self. La razón de esto es un tanto rebuscada, pero se basa en una metáfora útil.
La sintaxis para la llamada a una función, imprimeHora(horaActual), sugiere que la función es el agente activo. Dice algo como ¡Oye imprimeHora! Aquí hay un objeto para que lo imprimas".
En programación orientada a objetos, los objetos son los agentes activos. Una invocación como horaActual.imprimeHora() dice ¡Oye horaActual Imprímete!
Este cambio de perspectiva puede ser mas elegante, pero no es obvio que sea útil. En los ejemplos que hemos visto hasta ahora, puede no serlo. Pero a veces transferir la responsabilidad de las funciones a los objetos hace posible escribir funciones mas versátiles, y hace mas fácil mantener y reutilizar código.
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